22 jul 2009

40 ANIVERSARIO DE NUESTRO ORGULLO FESTIVO Y COMBATIVO


Este 28 de junio se cumplen 40 años de la mayor gesta de disidentes sexuales que ha conocido la era Moderna hasta ahora, y que desembocó en el renacimiento público, visible masivo e internacional de nuestro activismo político después de que fue aplastado por las botas del fascismo en la Europa de la Segunda Guerra Mundial.



Esta historia perduró en nuestra memoria colectiva a través de la transmisión oral de sus protagonistas, las crónicas periodísticas de la época y las reconstrucciones hechas por nuestrxs investigadorxs, tanto académicxs como autodidactas. No figura en los manuales escolares, ni en las “Historias oficiales” de los países porque no es una historia de grandes y poderosos hombres sino la vida de gente sencilla, socialmente marginada y humillada. Por el contrario, la Historia con mayúscula, la que “importa”, la que es “seria” y “respetable”, la que es de “acceso masivo” es sólo la que redactan los escribas de las clases dominantes, personas que son a la vez “europeos”, “blancos”, “maduros”, “cristianos”, “occidentales”, “heterosexuales”, “cisgéneros” y “pudientes”. Es decir, la gente que al encarnar todos los privilegios imaginables en nuestras coordenadas socioeconómicas apuestan en su oficio a la perpetuación del orden establecido. Por eso es que podan del paisaje histórico todo elemento desestabilizador de su relato aséptico, grandilocuente y lineal de lo que debe ser el pasado (de los “grandes hombres”, por supuesto).

Durante décadas, a secciones policiales como las denominadas de “lucha contra el vicio” les tocó en esta división entre tareas intelectuales y manuales, el trabajo sucio de poner en práctica este modelo de Historia eugenésica y hetero-cisnormativa, “limpiando a la sociedad” mediante la intimidación, extorsión, represión y detención constante a homosexuales, bisexuales y trans, incluso sabiendo que estas medidas de visibilización forzada de su intimidad podían derivar en despidos laborales, la expulsión del seno familiar y la marginación comunitaria o, dicho de otro modo, la muerte social e histórica.

Pero la madrugada del 28 de junio de 1969 nada volvió a ser igual, mal que le pese a quienes aseguran que la condición humana es, inevitablemente, injusticia y resignación. Aquella vez la policía de Nueva York inició una detención masiva y clausura de rutina contra “los desviados” del bar de extracción obrera Stonewall Inn, quizás porque sus dueños y dueñas se habían olvidado de pagar la coima habitual. Todos y todas l@s client@s presentes quedaron arrestad@s dentro del local.

Luego de pensar un largo rato, los agentes policiales decidieron que sólo iban a dejar salir a quienes tuvieran documentos es decir, que ni inmigrantes ilegales, ni chicas trans, ni personas que eran ambas cosas a la vez serían liberadas. Los canas no contemplaban ni remotamente la posibilidad de que l@s disidentes sexuales resistieran, ya que esto no ocurría desde las puebladas en el Imperio Bizantino contra la resolución jurídica anti-sodomía del emperador Justiniano en el año 529 d.C., hecho histórico que en la era Moderna casi nadie recuerda, salvo algunxs historiadorxs.

Ante este atropello policial, una de las dueñas del bar Stonewall, una lesbiana, empezó a forcejear con sus captores quienes respondieron con golpes. Como consecuencia la multitud de clientes y clientas se lanzó contra los guardianes del orden a defender a su compañera. De bar en bar y de calle en calle se corrió la voz en el barrio sobre el allanamiento, l@s disidentes sexuales se fueron juntando espontáneamente y se convirtieron en 400 personas afuera del bar que recibían con aplausos, como a héroes, a cada ser que era liberado por las fuerzas represivas. Inmediatamente, tres chicas trans fueron llevadas hasta el patrullero, una de ellas se negó a subirse por lo cual fue golpeada y subida a la fuerza. La respuesta indignada de la muchedumbre fue arrojar botellas, piedras y parquímetros a los represores a sueldo y prender fuego al bar con algunos canas adentro, los cuales estaban aterrorizados ante la falta de refuerzos. Más temprano que tarde llegaron dichos refuerzos y lograron socorrer a sus compañeros atrapados, pero no pudieron frenar a la multitud de disidentes sexuales que en ese momento controlaban las calles de todo el barrio Greenwich Village.

Los afroamericanos y hippies del barrio, que tenían bastante experiencia en combatir cuerpo a cuerpo a la represión policial, se pusieron inmediatamente del lado de las y los oprimidos contra su enemigo común. Las minorías llevaban mucho tiempo acumulando rabia y se desahogaron como pudieron con la destrucción de todo lo que estaba a su paso. Por su parte, los mercenarios azules del Estado intentaban dispersar a los y las insurrectas con chorros de agua pero fue inútil, los chongos, las locas y tortas gritaban llen@s de orgullo: gay power! gay power! Llegaron más refuerzos, cortaron las calles y tuvieron un enfrentamiento en cada esquina, mientras sus vehículos patrulleros eran asaltados.

Todo el día 28 se vivió una gran tensión, había barricadas, piquetes y tachos de basura incendiados por todas partes. A la noche continuaron los enfrentamientos físicos, las agresiones verbales y los incendios entre cientos de policías y más de dos mil insurrect@s. Las autoridades sintieron alivio recién el miércoles 2 de julio después de tres noches de batalla, creyendo que la pesadilla había terminado y que todo volvería a ser como antes, no se imaginaban que había nacido la Resistencia y que de la mano de la Rebelión de Stonewall los y las invertidas sexuales cobrarían por sí mismas un orgullo impensado socialmente que les llevaría a invadir las calles para nunca más abandonarlas, con marchas, cantitos, escraches, transformismo, agitación de discursos,

confrontaciones, teatro callejero y muchas otras creativas formas de manifestación, haciendo saltar por los aires al activismo homosexual tradicional caracterizado por la discreción, la moderación, el deseo de asimilación y la sobriedad y respetabilidad de trajes y corbatas.

Este movimiento estaba liderado por la Sociedad Mattachine, organización conformada mayoritariamente por trabajadores militantes del Partido Comunista que se organizaban internamente bajo los principios leninistas del Centralismo democrático en una clandestinidad doble, debido a que ocultaban su orientación sexual al partido para no ser expulsados y porque también disimulaban socialmente su orientación política, ya que esta agrupación surgió y se desarrolló en plena “cacería de brujas” es decir, persecución policial y judicial del Estado yanqui contra las y los “enemigos del capitalismo y del sueño americano”: “judíos”, “comunistas” y “homosexuales”.

El contexto histórico de Stonewall favorecía y moldeaba al clima insurreccional. Entre fines de los años sesentas y la década del setenta decae el boom económico de la Posguerra y se produce una crisis capitalista internacional, como la que vivimos hoy, y que llevó a un enfrentamiento abierto, constante y radicalizado entre las patronales y las masas asalariadas del mundo. Este ascenso revolucionario mundial que hacía pensar que la revolución era posible y urgente y que estaba a la vuelta de la esquina, tuvo su expresión en el levantamiento obrero-estudiantil del Mayo Francés, el Otoño Caliente en Italia, la Primavera de Praga contra los tanques y soldados invasores de la burocracia stalinista, el movimiento contracultural hippie, la aparición de guerrillas urbanas entre los y las jóvenes de las clases medias en los países del llamado “Primer Mundo”, la lucha de los Pueblos africanos contra la dominación colonial, el movimiento afro-norteamericano contra la segregación racial y el movimiento de protesta contra la guerra imperialista a Vietnam, entre otros.

De hecho, el nucleamiento de organizaciones políticas gays, lésbicas y trans que surge unas semanas después, tras la rebelión de Stonewall, es nombrado Frente de Liberación Gay no por casualidad sino en homenaje fraternal a los Frentes de Liberación Nacional de Argelia y de Vietnam que en aquella época luchaban por recuperar su soberanía frente a poblaciones europeas de ocupación que les humillaban y reprimían constantemente en su propio país, y para recobrar las tierras fértiles que los invasores les habían quitado dejándoles en la miseria. Incluso el programa político del Frente de Liberación Gay incluía la lucha contra todo otro tipo de discriminación y la solidaridad activa con otros grupos oprimidos y organizados como el Partido de las Panteras Negras con el cual mantuvieron lazos fraternales.

Otro de los frutos de nuestro primer frente militante fue que al cumplirse el primer aniversario del Levantamiento de Stonewall organizó la primera Marcha del Orgullo, con una asistencia de 10 mil personas, no sólo para conmemorar aquella gran gesta sino también para denunciar públicamente la opresión histórica por parte de instituciones como la Familia, las Iglesias y El Estado, así como lograr que se acabaran los allanamientos policiales a los bares gay- lésbicos-trans de Nueva York. Esta conquista puntual fue posible también gracias a acciones tales como cuando las y los militantes interrumpieron un conocido programa radial en el que se estaban recaudando fondos para la campaña presidencial del alcalde John Lindsay. Las y los manifestantes se esposaron a los balcones, hicieron sonar sirenas y mostraron a las y los asistentes panfletos que denunciaban el acoso policial a la disidencia sexual.

Gracias a este tipo de acciones se produjo un efecto contagio que hizo brotar Frentes de Liberación Gay en otros países como Inglaterra, Francia, Cataluña e incluso Argentina. Pero con el paso del tiempo estos nucleamientos revolucionarios pioneros que luchaban por la liberación sexual, pero también por una revolución social que la profundizara, comenzaron a ser desmembrados por el Sistema machista y capitalista contra el cual se habían rebelado originalmente. El ascenso de dictaduras militares ultrarrepresivas; del neoliberalismo privatizador y flexibilizador a partir de la década del ochenta; y la caída en los noventas de la Unión Soviética y de la mayoría de sus aliados antiimperialistas y anticapitalistas como resultado de su autoritarismo asfixiante y las traiciones de sus dirigentes burocráticos devenidos en empresarios restauradores del capitalismo, todos estos hechos juntos fueron duros golpes que generaron en la conciencia de la mayoría de los Pueblos del mundo un clima contrarrevolucionario: la sensación de que la dominación opresora, explotadora y machista de las clases dominantes había triunfado irreversiblemente, y que ante tal dominación sólo queda resignarse, salvarnos individualmente del desastre como podamos y mendigar derechos tímidamente, agachando la cabeza y de rodillas.


NUESTRA ELECCION Y NUESTRO ORGULLO ES GESTAR EL CAMBIO

En la democracia para pocos, de la naturalización de la desigualdad y de la miseria de lo posible que pretenden imponernos desde Washington y Davos, nos encontramos este 2009 frente a un 28 de junio que no es uno más de tantos porque en la democracia argentina nos toca vivir una cruel ironía de la Historia, que las elecciones legislativas han caído en la misma fecha que el aniversario de nuestro orgullo combativo.

Por eso muchas personas transgéneros, travestis y transexuales tuvieron que atravesar en su día la humillación de votar con documentos que les recuerdan con mucho dolor el sadismo de un Estado que les obliga a identificarse públicamente con una identidad que les es impuesta con violencia todos los días mediante burlas e insultos.

Y por si fuera poco, antes de atravesar este trámite denigrante tuvieron que esperar haciendo cola en escuelas divididas por "sexos", mecanismo por el cual el Estado refuerza la vergüenza de estas compañeras y compañeros ante las miradas y comentarios condenatorios, morbosos y risueños de la gente “derecha y humana”, gente orgullosa de su disciplina a la identidad fija que acataron con obediencia militar debida por ser una orden del médico, de los padres, de las buenas costumbres y del Estado.

Por supuesto que hay muchas más personas trans que se ahorraron la experiencia traumática de ejercer su derecho a votar a sus representantes porque están pensando en cuestiones más básicas y urgentes como sobrevivir el día a día esquivando la otra inseguridad, esa de la cual nunca se habla en los medios de (des)información: la extrema marginación social, el hambre, el frío, el hacinamiento en pensiones, los golpes, violaciones y asesinatos de los policías, proxenetas y clientes prostituyentes.

La mayoría de las personas trans tiene un promedio de vida de 30 años como resultado de estas condiciones de vida durísimas pero de esto no se ha hablado en ninguno de los medios de comunicación patriarcales-capitalistas que cubren las elecciones, todos hablan de inseguridad pero no de esta inseguridad porque cuando no queremos que algo exista socialmente lo sepultamos impunemente desde un avión en el mar de la indiferencia, pero en el fondo de esto lo que está en juego no es ni más ni menos que nuestro derecho a existir.

Cuando se nos dice terminantemente que no podemos “travestirnos” o besarnos con alguien del “mismo sexo” "delante de niños o de templos religiosos" lo que en realidad se nos está planteando es que no debemos ser objeto de imitación porque en el fondo lo que se piensa, y no se dice por corrección política, es que no debemos existir, no tenemos cabida en este orden represivo y milíco salvo en el anonimato social de cuatro paredes, para la tranquilidad hipócrita del rebaño que decide inquisidoramente qué es moral y qué no lo es.

Gracias a este sentido común fabricado y envasado en serie con el rating es que en este año electoral nuestro planteo de anulación del fascista código de faltas que nos criminaliza y reprime tiene la enorme dificultad de ir a contracorriente del consenso social y mediático de fortalecer la represión policial en nombre de la seguridad “preventiva”, la cual hace una práctica sistemática de la persecución por portación de rostro sexual, racial y de clase social.

Pero a pesar de todo acá estamos y este es nuestro orgullo: defender públicamente nuestra autenticidad y nuestro derecho a la diferencia y a la rebeldía contra viento y marea, contra lana, casco y sotana. Nuestro orgullo no es postal ni desfile turístico para llenar de euros a los y las comerciantes, es creatividad y osadía para enfrentar la adversidad con la frente bien en alto.

Pero este orgullo también es exigencia, por eso reclamamos a todos los candidatos y candidatas este 28 de junio y les seguiremos reclamando lo que nos deben desde hace décadas, nuestros derechos humanos: les exigimos con proyectos de ley, movilizaciones y escraches de ser necesario, una ley nacional de matrimonio civil y leyes provinciales de unión civil para que podamos gozar de los mismos derechos civiles y sindicales que las parejas heterosexuales, como acceder a planes de viviendas familiares, a la pensión por viudez, compartir la obra social y licencia por enfermedad para cuidar de nuestras parejas.

Pero como en la Argentina de hoy estos derechos son ejercidos por una minoría de trabajadores que están en blanco exigimos también leyes que apunten a la abolición efectiva del desempleo y del trabajo en negro y precario; así como también una ley de emergencia para impedir los despidos y suspensiones arbitrarios; una ley de salarios móviles que los equipare a todos a la canasta familiar; una ley de reparto de horas trabajo con igual salario para reducir la jornada laboral y así acabar con la superexplotación y la tragedia social del desempleo; y una ley de estatización bajo control de sus trabajadorxs para toda fábrica o empresa que termine en la quiebra, administración irresponsable o vaciamiento.

Les reclamamos también una ley nacional de separación de Iglesia y Estado para que nuestros impuestos no mantengan a parásitos fundamentalistas; tratamiento hormonal y cambio de sexo gratuitos en hospitales públicos independientemente del diagnóstico de disforia de género; una ley nacional de identidad de género para que se respete sin condiciones la identidad asumida por las personas trans en su D.N.I. y que se proteja a los cuerpos intersexuales de las intervenciones médicas invasivas.

Una ley nacional de herencia para parejas del mismo sexo o género; y una ley de inserción social plena de las personas trans para que el Estado les garantice planes de capacitación laboral y educativa gratuitos y becados, acceso a viviendas populares, así como creación de fuentes laborales y programa de “acción afirmativa” para garantizarles el acceso real al trabajo frente a la transfóbia empresarial.

¡Compañera, compañere, compañero, estudiante, laburante, desocupada, no votes a sexistas-oligarcas-antiobreros y antipopulares! ¡votá por el cambio! ¡votá con orgullo!… ¡a quienes defienden tus intereses! ¡votá a la Izquierda combativa que defiende a la diversidad sexual y que lucha diariamente contra los religiosos de derecha y contra la patronal que prentende descargar sobre las espaldas de lxs laburantes, el Pueblo, la salud y educación públicas la crisis del capitalismo!

¡Solidaridad con el Pueblo de Honduras! Abajo la dictadura militar-patronal-clerical que se enquistó en el poder este 28 de junio! Libertad inmediata para todxs lxs militantes de izquierda y activistas populares, obrerxs, estudiantiles, indigenístas, feministas, campesinxs y de diversidad sexual apresadxs por los golpistas! Justicia para Rufina, la tía de Evo Morales, y castigo para los fascistas que la secuestraron y descuartizaron! Fundamentalistas y genocidas NO PASARÁN!!!

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